Manuel Carrasco en La Cartuja: cuando el alma se convierte en espectáculo

He asistido a cientos de conciertos a lo largo de mi carrera: pequeños, multitudinarios, íntimos, grandilocuentes. Pero hay momentos que te sacuden por dentro, que te reconectan con lo que significa vivir la música desde un lugar visceral. Así fue la noche del arranque del Tour Salvaje de Manuel Carrasco, en su querido Estadio de La Cartuja.

Más de 70.000 personas vibrando al ritmo de un artista que ya no tiene nada que demostrar, pero que lo da todo, como si cada show fuera el primero. En Sevilla, su talismán, Manuel no solo ofreció un espectáculo de más de dos horas y media cargado de fuego, luz y potencia visual. Ofreció verdad.

El concierto comenzó con El grito del niño —y fue justo eso: un grito del alma que dio paso a Pueblo Salvaje, el tema que da título a su reciente disco publicado el 9 de mayo. La conexión con el público era tan intensa, que parecía que esas canciones ya llevaban años resonando en sus gargantas. Y quizás sí. Porque Manuel tiene ese don: convertir sus emociones en emociones colectivas. Habla de lo personal, y la gente se reconoce.

Durante la entrevista que le hice para Billboard, me dijo algo que aún resuena:

“Todo nace desde la necesidad. Para resetearte, para curarte. Porque el mundo afuera tambalea. Y ese lugar en el alma es donde uno intenta hacerse fuerte”.

Y eso fue lo que vi en La Cartuja: un hombre que canta desde ese lugar, que se atreve a mostrarse vulnerable, que confiesa que por primera vez grabó todas las guitarras de su disco porque aprendió a confiar en sí mismo. Y que se sienta solo con su guitarra, o al piano, ante un estadio entero, sabiendo que su pueblo lo sostiene.

La artista Vega lo escribió en sus redes y no puedo estar más de acuerdo:

“Se puede hacer historia por un guiness o ser historia por la huella que deja tu arte con el paso del tiempo”.

Manuel Carrasco es historia por la huella. La que deja en Sevilla, la que ya ha dejado en España, y la que estoy segura dejará en Latinoamérica, donde debutará en el Auditorio Nacional de México este 13 de noviembre. Un artista que emociona porque no actúa: siente. Que no busca gustar: busca contar su verdad. Y en ese relato, nos encontramos todos.

El Pueblo Salvaje ha despertado. Y está más vivo que nunca.


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