Después de mucha expectación, por fin ha visto la luz el cuarto álbum de estudio de Pablo Alborán. “Prometo” es una maravilla de disco de principio a fin. Ahora tiene mucho sentido el parón musical de dos años, como si Pablo no hubiera dicho: “valdrá la pena, lo prometo”.
Los registros musicales, vocales y cada palabra de cada canción son un regalo. Digo un regalo porque en medio de toda la locura que envuelve al mundo en estos tiempos, es un lujo poder desconectar a través de cada tema.
Con “Saturno” y “No vaya a ser”, quedó claro que el álbum se venía con todo, luego llegó “Prometo” y nos desarmó. Es una canción que te estruja el corazón, la interpretación de Pablo en la versión a “Piano y Cuerda”, está a otro nivel.
Alborán mantiene su esencia y a la vez se atreve con nuevas influencias musicales, arropado por un equipo de músicos de lujo y bajo la producción de Julio Reyes. Las colaboraciones con Carminho (“Al Paraíso”) y Alejandro Sanz (“Boca de Hule”), le dan un acabado perfecto a este álbum que hará historia.
Hace poco más de un mes tuve la oportunidad de entrevistar nuevamente a Pablo Alborán, recuerdo que le dije que había escuchado una entrevista suya en la que le preguntaban que: ¿si pudieras tener un superpoder, cuál sería?. Le dejé claro que quedé inconforme con su respuesta de “telekinesis”, porque él ya tiene superpoderes, su voz y su talento se engrandecen y se convierten en magia con cada acorde y verso de su música, como quedó demostrado en “Prometo”.