He tenido la suerte de seguir la carrera de Pablo Alborán desde sus inicios, y KM0 lo muestra en su mejor momento: libre, auténtico y dueño absoluto de su música. Tuve la oportunidad de escucharlo en primicia el pasado mes de marzo, cuando lo entrevisté en exclusiva para Billboard. Aún faltaban algunos detalles por pulir —Pablo siempre persigue la perfección—, pero incluso entonces, ya se respiraba la esencia de lo que hoy es este disco: un trabajo valiente, luminoso y profundamente humano.
Y luego está Planta 7, la joya escondida: nueve minutos junto a Vicente Amigo, que condensan el alma del disco. Un tema que nace del agradecimiento, tras una situación delicada de salud de un familiar, y que Pablo dedicó al personal médico del Hospital La Paz de Valencia. No solo como un gesto, sino como una convicción. Hoy, además, se ha convertido en un auténtico defensor del personal sanitario en España. Ese es el tipo de artista que es Pablo Alborán: comprometido, sensible, coherente.
Aplaudo que se haya atrevido a experimentar. Que haya roto su propio molde. Porque KM0 no busca complacer, sino contar. Y en esa búsqueda, Pablo se revela más artista que nunca. Qué cansinos los que insisten en etiquetarlo de “melancólico” o “demasiado sensible”: el tipo es un valiente. Hace falta coraje para desnudarse emocionalmente en cada canción, para abrir puertas nuevas cuando ya podrías quedarte cómodo repitiendo fórmula.
El resultado es sublime. Un disco elegante, arriesgado, lleno de matices y con una producción que suena a directo, a carne y alma. Desde la complicidad de “Inciso”, junto a Ana Belén, hasta la introspección de “Mi talón de aquiles”, cada canción parece escrita desde un lugar de reconciliación. Con su historia, con sus miedos, y con su propia voz.
Tengo tantas ganas de quererme
Aunque a veces suene extraño
Pero uno mismo se hace daño
Y yo estoy cansao de pelearme
Te voy a dejar ver mis heridas de guerra
Mi talón de Aquiles en todas sus facetas
Te pido que te olvides de las etiquetas
Crees que me conoces
Cuando solo has visto parte de la silueta. – «Mi Talón de Aquiles»
Me encanta poder acompañarle en el camino, verle crecer, y constatar que sigue haciendo música con propósito. KM0 es un nuevo comienzo, sí, pero también una confirmación: Pablo Alborán no ha perdido su esencia, la ha expandido.
Es un álbum que merece más ruido, más escucha, más conversación. Y confieso que ya estoy deseando sentarme con él otra vez —esta vez para mi podcast En Otro Contexto— y hablar a fondo de esta joya musical. No quedarnos en lo obvio, ni en lo que todo el mundo pregunta, sino desengranar lo que realmente late detrás de cada verso.
Porque KM0 no solo se escucha: se siente. Es el sonido de volver a empezar, y hacerlo con alma.